Coqueta y 100% femenina. Sin aditivos. Así es Gemma Melé y así es su armario. Reflejo de una mujer coqueta que, a la hora de arreglarse, elige prendas que contribuyan a realzar su figura y le permitan sentirse a gusto consigo misma. Diseñadora por vocación, esta modista de alta costura (con taller en la céntrica plaza de las Flores) asegura que llevaba la aguja en los genes.«Crecí entre las telas de la tienda de mi abuela y desde muy pequeña me atrajo la costura. A los diez años ya sabía identificar perfectamente todos los tejidos y, años más tarde, una monja del internado donde estudié me enseñó todo lo que se sobre patronaje. Esa fue mi mejor escuela», revela Melé, en cuyo armario también hay sitio para sus manías personales. Entre ellas, alinear perfectamente cada una de las perchas y que sean todas de madera. «Me gusta tenerlo todo bien colocado y rigurosamente ordenado por tipo de prenda y temporada, como en los estantes de mi tienda», desvela.
En los ‘outfits’ de día veraniegos de esta malagueña de adopción nacida en Barcelona no faltan los vestidos con sandalias de tacón medio acompañados de buenos complementos, su debilidad. «Me encantan los bolsos, los collares, los anillos…son el sello de cualquiler ‘look’ y de tu propia personalidad. En este punto siempre invierto en buenas piezas que son las que te aportan distinción», asevera. Las blazer son otra de sus prendas imprescindibles -«dan un punto casual y elegante»- junto a los pantalones tobilleros y los jerseys de punto de manga corta.Los tonos ácidos y el blanco son los reyes de su vestidor en cuanto el calor aprieta, mientras que los marrones, grises y negros dominan sus estilismos invernales.
Al caer el sol es de las incondicionales al negro, el color que centra sus apuestas para sus estilismos de noche. Tiene una decena de vestidos ‘total black’ de todos los tipos, que considera «fundamentales» en cualquier fondo de armario. «Yo siempre digo que cuando no sepas qué ponerte o cómo acertar, por ejemplo, en un cóctel o una cena, lo mejor es optar por el negro», subraya esta diplomada en Empresariales que, puestas a autodefinirse, se atribuye la etiqueta de clásica, «eso sí, con un toque vanguardista y moderno, sin caer en lo ultramoderno», aclara.
¿Un vicio confesable? Los zapatos. Le apasionan. «Estrenaría un par cada día, son mi perdición desde que era niña. Siempre que viajo me traigo unos», señala.